En el anterior artículo titulado: “La divisa del 1%”, toqué un tanto a vuela pluma el asunto de que una gran porción de la iconografía que ha formado lo que por aquí llamamos “cultura biker”, tiene su origen en el final de la 2ª Guerra Mundial y el regreso a casa de los soldados americanos que participaron en ella.
Partiendo del final de la misma, vamos a ver como se interrelacionan todos esos iconos, acerca de los cuales alguna vez todos nos hemos preguntado. Si me acompañáis en esta lectura, daremos un breve repaso al origen de las Bandas de motoristas, las cruces de hierro, las pinturas y pin’up en los depósitos de las motos, el sentimiento “anti-japo”, las motos bobbers, choppers, trikes y en general toda esa miscelánea que ha formado lo que podríamos llamar “rollo biker” y que en su mayoría tiene un origen militar.
Para intentar comenzar por el principio, como debe ser, vamos a situar nuestro punto de partida en la tarde del 16 de agosto de 1945, una buena remesa de combatientes arribaba al puerto de Nueva York a bordo de un carguero de la marina norteamericana. Las siluetas de los rascacielos recortadas contra el encendido color del atardecer y un lejano retumbar de tambores hicieron subir a cubierta a los dos mil soldados que viajaban en el barco. Al poco, sirenas, vítores y pancartas saludaban la llegada de los héroes, que tan sólo algunos días antes habían luchado en una de las batallas más sangrientas de la historia.
La vuelta al hogar de los veteranos resultó ser agridulce, y su adaptación nada fácil. Sin duda se alegraban de encontrarse al fin en casa pero el país que ahora los aclamaba había cambiado enormemente durante los años de su ausencia. El mundo que estos ex-combatientes habían vivido durante la guerra era de torrentes de adrenalina y enfrentamiento diario con la muerte, y ahora la tranquila y pacífica vida que encontraron no fue fácilmente digerida. Esta situación generó entre muchos veteranos un desasosiego similar al que sentirían dos décadas más tarde los aturdidos soldados que regresaban del infierno de Vietnam.
La moto, se convirtió en símbolo de ese malestar, y buscando revivir aquella emoción y paradójica libertad de los tiempos de la guerra, miles de veteranos se encontraron errando por las carreteras americanas en grupos, dando origen a las famosas bandas de motoristas (ver artículo “La divisa del 1%”) que incorporaban los conceptos de camaradería y honor traídos de la guerra. La moto y en concreto las primeras rudimentarias transformaciones llamadas Bobbers, se reveló como el vehículo ideal para cualquier manifestación de rebeldía, y bien cierto es que en aquella época de posguerra y nuevo afán consumista, la rebeldía tenía mucho que decir.
Muchos de estos soldados recién licenciados, se establecieron en el sur de California y empezaron a comprar motos usadas, las modificaron inspirandose en las máquinas de hill-climb de los años treinta, quitaron el guardabarros delantero, acortaron el trasero y, en general, eliminaron cualquier elemento cuyo peso lastrara la aceleración o el manejo. La Bobber representa la antítesis de la perfecta moto de turismo de los años 40. La velocidad lo es todo ahora, y es lo que determina la forma de la máquina. La gente gasta su dinero en carburadores y magnetos y se deshace de la instrumentación, que sólo aporta peso y datos, los colegas que empujan la moto sustituyen con ventaja al mecanismo de arranque, que también pesa lo suyo, se tiran a la basura los adornos y aditamentos estéticos y los huecos que muestra la moto después de aligeramiento son sencillamente ignorados. Las apariencias nunca habían importado en una trinchera o en un bombardeo.
Para estos motoristas sus empleos eran un incordio, que interrumpía su trabajo en las motos, pero la paga les permitía pagar las mejoras y recambios, y a algunos hasta llevar su moto al pintor para decorar los depósitos con alegorías de los morros de los aviones militares, los temas más populares por entonces. La inspiración de las tan típicamente americanas pinturas de las “pin’up” (Chicas de calendario, son los conocidos dibujos de chicas con atuendo y postura más o menos “sexy”), las “llamas” o “scallops” provenían de la decoración de los aviones de combate, principalmente bombarderos, que también habían participado con estos veteranos en la gran guerra, y así comenzaron a verse motos, por lo general Harley Davidson e Indian, que eran auténticas réplicas de los llamativos motivos pintados en el morro de los aviones de la U.S. Air Force.
Estas pinturas han dado origen a toda una cultura, que comprende, diversas formas artísticas, fotografías, ilustraciones, posters, publicaciones y numeroso merchandising, sobre todo en los U.S.A. Es el llamado Nose-art (Arte de la nariz), referido a la nariz o morro de los bombarderos, y que comenzando tras la 1ª Guerra Mundial, con las primeras decoraciones de Mickey, y Popeye, cabezas de indio, bisontes, etc. alcanzó su edad de oro durante la 2ª Guerra Mundial, donde los aviones empiezan a poblarse con montones de Pin ‘up, cada vez mejor ilustradas, personajes de dibujos animados, etc… y las famosas “bola ocho” o el par de “dados”, imágenes tan típicamente americanas como aquí puedan serlo, la peineta o el toro de Osborne que jalona nuestras carreteras.
También de la aviación militar de los Estados Unidos, proviene un nombre mítico como es, el del más conocido M.C., los Hells Angels. Y es que también Hells Angels era el nombre de la 11 división aerotransportada, una unidad de elite de paracaidistas del ejército U.S.A y también el nombre de varias escuadrillas de bombarderos B-17, B-26, y un escuadrón de caza P-38,
Esta referencia tan militar, nos va a servir para enlazar con el controvertido asunto de la simbología nazi, en algunas de estas pinturas de aviones y ya en la posguerra, en las primeras de motos Bobber, comenzaron a verse algunas cruces de hierro, típico recordatorio y/o trofeo que hacía referencia a los aviones enemigos derribados. Algunos veteranos lucían también alguna cruz de hierro o incluso svastica en su muñeca, cinturon, o sujeta a su vestimenta, mucha gente se llevó las manos a la cabeza diciendo: Como es posible, si han luchado contra ellos?; Como pueden adoptar los símbolos de los nazis después de la barbarie y las vidas que ha costado esta guerra?. Pues muy simple, en realidad eran “Trofeos”. Eran insignias arrancadas de los uniformes de los enemigos muertos, y pienso que era mejor y más inocente, que arrancar cabelleras u orejas, no?
Con el tiempo y aún en la actualidad se han oído ciertas justificaciones disfrazadas de “origen histórico” sobre este típico símbolo adoptado por algunos bikers, se dice que en realidad no tienen nada que ver con la simbología del nazismo, que son cruces de malta, y cruces utilizadas hace ya siglos por las antiguas ordenes militares, de caballería y religiosas. Y sí, en realidad, el nazismo que no fue muy original, se apoderó de muchos símbolos ya anteriormente existentes, a veces con muchos siglos de antigüedad y diversos significados.
Las cruces de hierro eran también una condecoración prusiana del siglo pasado, y muy anteriormente, algunas cruces de muy similar formato fueron utilizadas por la Orden de los Pobres Caballeros de Cristo (Templarios) y la Orden del Hospital de San Juan (Hospitalarios) estos últimos, que acabaron instalados en la mediterránea isla de Malta dieron el nombre de “Cruz de Malta”. Asi mismo una Cruz prácticamente igual a “la de hierro” fue utilizada por la orden de los Caballeros Teutónicos.
También existieron cruces “patés” y “visigodas” con parecido formato. La Svástica es un símbolo solar con origen en el Neolítico en los pueblos indoeuropeos, su nombre de origen hindú proviene del sánscrito, y también aparece en el arte Celtibérico y en los pueblos prerromanos de la península ibérica. El águila de alas extendidas del III Reich también procede del Antiguo Imperio Romano. etc…. Pero no dediquemos más tiempo a toda esta parafernalia, y volvamos a las motos.
Todo esta “historia antigua” de la cruz de hierro es cierta, pero tan cierto como que su primera utilización en el mundo biker comenzó como un trofeo de guerra traído de Europa por algunos soldados americanos que tras jugarse la piel ante los alemanes, lograron volver a casa. Y cuya utilización se extendió como forma de rebeldía y contracultura. En realidad se trataba de “molestar” a la moralista sociedad de la época.
Esta guerra también dejo en la sociedad americana y más aún en los excombatientes, el tan célebre, sentimiento anti-japonés, que aún se mantiene entre muchos bikers yankees, y que nació tras el bombardeo de Pearl Harbour por parte de la aviación imperial japonesa el 7 de diciembre de 1941. Ya veis como la II Guerra Mundial, nos ha dejado en herencia mucha de la iconografía e imagen biker, y parece que fue punto de partida de gran parte de la culturilla que aún hoy inspira gran parte de nuestro mundo. Esta guerra influyó además muy positivamente y benefició sobremanera a nuestra querida marca, Harley Davidson, que salio del conflicto armado con “doble premio”. Grandes ingresos derivados de su contrato para abastecer al ejército y la afición y fidelidad a la marca de los veteranos de guerra, que grabaron en su memoria de forma indeleble sus días de guerra junto a la moto de Milwaukee.
Las Bobbers que acompañaron en sus correrías a los veteranos de la II G.M., con el tiempo fueron evolucionando hasta convertirse en Choppers. Mientras que las Bobbers anteponían las prestaciones a todo lo demás y corrieron en los lagos secos, intentando batir récords de velocidad, las choppers fueron olvidando poco a poco las prestaciones y la faceta deportiva de la moto, y así las asas de guardabarros trasero que servían para empujar las bobbers, se alargaron y transformaron en las sissy bar de las choppers, se alargan las horquillas y se aumentan los ángulos de las pipas de dirección reduciendo sensiblemente la manejabilidad pero, ¿A quien le importaba? El caso era “romper” con la insidiosa vida normalizada. Ahora los inconformistas ya no querían correr, preferían recorrer sin prisas los caminos en busca de la siempre ansiada libertad. Y estas Choppers fueron el estilo moto que encontraron los veteranos de Vietnam a su vuelta a casa, y que utilizaron para volver a mostrar su descontento con la sociedad y reclamar su cuota de rebelión sociocultural.
Se dice también de los veteranos de Vietnam que, al regresar a su país, a menudo con una pierna de menos, a veces sin las dos, con parálisis de los miembros inferiores, o con alguna otra merma física o mutilación, imaginaron y crearon, al principio de forma artesanal, unas motos que no lo son, los Trikes. Para conseguir un equilibrio que no podían obtener por sí mismos, decidieron implantar en la trasera de la moto una tercera rueda, y encontraron en estos triciclos motorizados la puerta hacia el disfrute de sus Harley Davidson a pesar de sus mutilaciones.
Finalmente después de tanta palabrería, casi me sorprende que hayáis leído hasta aquí, me gustaría intentar resumir y englobar toda esta disertación en una sola palabra o concepto, que a mí personalmente me parece muy apropiado y además me gusta, Contracultura.
Y es que no hay nada como un intento claro, por parte del poder establecido, de imponer, dirigir, uniformar, reprimir, encasillar y llevar por el “buen camino”, para que surja imparable y de forma inequívoca, la desbocada actitud de rebeldía, contestación, inconformismo, y claro está, La Contracultura. Aunque casi siempre, todos estos movimientos más o menos rebeldes acaban por institucionalizarse, y con el tiempo, lo que comienza como un arrollador movimiento de contestación suele caer en una uniformidad casi tan gris, como aquella contra la que se rebeló, y para muestra observemos con ojo crítico nuestro propio “mundillo biker”; La uniformidad y casi disciplina en la imagen, la actitud, la vestimenta, las tendencias y las modas en las motos, en los accesorios y en los motoristas.
Pensad que el final de la 2ª Guerra Mundial nos queda ya muy lejano, volvamos a surgir, a innovar, a rebelarnos, pero con algo más de originalidad y Criterio Propio.
( Articulo cedido por Luismy. Presidente Libertados MC